viernes, 3 de abril de 2009

TUNNING


No soy anticatólico, soy ateo. No soy agnóstico o no practicante, simplemente soy ateo. Es decir, lisa y llanamente carezco de creencias religiosas. O sea, que vengo con lo puesto, con lo que traemos de serie ya que nacemos sin fe o creencia alguna, igual que sin conocimientos, cultura o ciencia alguna, aunque sí con instintos primarios dedicados a nuestra supervivencia como individuo y especie.

Después cada uno se hace o le hacen el “tunning” correspondiente y se añaden extras al motor y chasis originales. Algunos de estos extras se producen en serie, obteniendo una ingente cantidad de carrocerías similares con muy pequeñas variaciones, normalmente sólo de tono en la intensidad del color.

Ante tal explosión de mayoritaria igualdad, la tendencia natural inclina a hacer pensar que la mayoría ha acertado en la colocación de sus accesorios y se produce la urgente necesidad de carrozarse según la tendencia general para no distinguirse del resto, siempre, claro está, en función de las posibilidades económicas de cada cual. No hay que olvidar que solamente una cadena de talleres está autorizada para los trabajos de chapa y pintura necesarios y en general saben adaptarse a todos los bolsillos aunque obviamente los resultados no son siempre igual de satisfactorios.

Lo mejor es comenzar en cuanto se sale de fábrica, poco a poco, para que el esfuerzo “tuneador” sea efectivo y luzca en todo su esplendor al terminar el rodaje inicial.

El problema no es el tunning en si, el problema es la falta de talleres autorizados y homologados, lo que obliga a los usuarios a realizar todas las inspecciones periódicas (bautizos, catequesis, comuniones, más catequesis, confirmaciones, otra catequesis, bodas, alguna catequesis más, bodas de plata, bodas de oro y carrozado final –funerales-) en la misma cadena, generando así una cierta sensación de uniformidad. En economía esto se llama monopolio.

Durante una semana al año, más o menos, el mundo del tunning pasea ante todo el mundo sus mejores carrozados, ellos los llaman “pasos”, expresión máxima de su estética y, según ellos, de su espíritu e ideario. Puntualmente se reúnen en otras citas a lo largo del año, (el mundo del tunning es muy inquieto), pero es esta semana que no tiene fecha fija (la decide el comité organizador cuya sede está en Roma) la que concita más expectación y reune más seguidores.

Ante la presión de algunos sectores sociales contrarios a la práctica del tunning (de todo hay), de algunos empresarios que representan otras marcas con mayor implantación en otros países, pero que ya dejan ver sus franquicias en algunas de nuestras ciudades y de aquellos que reivindican la libre elección de talleres y la liberalización de precios, la Red Oficial de Concesionarios (no confundir con confesionarios) observa con estupor la falta de extras en algunos modelos o la escandalosa ostentación de extras no homologados por la tradición que portan algunos descarriados generalmente procedentes del extranjero.

Ante tal situación, viendo la posible pérdida de su concesión y la falta de clientes en sus talleres, han decidido rescatar la antigua práctica del victimismo y una vuelta a la ética-estética “retro”. De esta manera pretende la marca recuperar una clientela que prefiere adquirir sus accesorios comparando entre productos similares, aunque estos sean foráneos, además de convencer a aquellos que prefieren no calzarse alerón alguno.

Como todos sabemos, economía y política van siempre de la mano, por lo que no le faltarán a la marca eminentes próceres que le ayuden a salir de la crisis en que se encuentra, invitando a la ciudadanía a vestir el tradicional tunning patrio dando ejemplo de su utilidad y duración.

Javier Esteban

Posdata: Ahí van dos pensamientos que no son míos, pero ya me gustaría.

When thinking changes your mind, that´s philosophy.
(Cuando las ideas cambian tu mente, eso es filosofía)
When God changes your mind, thats´s faith.
(Cuando Dios cambia tu mente, eso es fe)
When facts change your mind, that´s science.
(Cuando los hechos cambian tu mente, eso es ciencia)
-The Reality Club-

“¿Saben ustedes?, cuanto más grande es la idea en que se cree, tanto mayor resulta el encarnizamiento y el desprecio que se experimenta hacia los que no quieren creer en ella. Y no obstante, la mayor fe consistiría en creer en el hombre”.
(Karel Capek en “La fábrica de Absoluto)

2 comentarios:

Susana dijo...

Bueno. Ahí me has dado. Hoy no me puedo callar. Hoy sí que sí.
Me apetecería ocupar todo el espacio con unos PLAS PLAS PLAS!! y unos OLEEEE! pero esto me pica tanto que me parece bastante superficial. Así que ahí van unos fragmentos de ese “Tratado de Ateología”, de Michel Onfray. “Michel”, pronunciado a la francesa...

(...)He visto a “Dios” a menudo en mi vida. Allá, en ese desierto mauritano, bajo la luna que rastrillaba la noche con tonos violetas y azules, ... en un santuario consagrado a Gamesh, el dios adornado con una trompa de elefante; en la sinagoga del barrio del gueto, en Venecia, con una kipá en la cabeza ... en Sevilla, delante de la Macarena ...
También he visto a Dios en otros lugares y de otros modos: en las aguas heladas del Ártico, durante el ascenso de un salmón pescado por un chamán, atrapado por la red y, según el rito, devuelto al cosmos del que provenía ... en Haití, en un templo vudú perdido en el campo ... incluso en Kyoto, en los jardines zen, con excelentes ejercicios para la teología negativa.
También he visto dioses muertos, dioses fósiles, dioses atemporales: en Lascaux, asombrado ante las pinturas de la gruta ... en Luxor, dentro de las cámaras reales ... en Atenas, al subir las gradas de la Acrópolis y al dirigirme hacia el Partenón.
En ninguna parte he despreciado a quienes creían en los espíritus, el alma inmortal, el soplo de los dioses, la eficacia del ritual, los poderes chamanísticos... En ninguna parte. Pero en todos lados he podido comprobar cómo fantasean los hombres para no enfrentarse con lo real. La creación de mundos subyacentes no sería tan grave si no se pagara un precio tan alto: el olvido de lo real, y por lo tanto la negligencia dolosa del único mundo que existe.
(...)
No desprecio a los creyentes, no me parecen ni ridículos ni dignos de lástima.
(...)
No siento odio por los que se arrodillan sino la certeza de nunca transigir con los que invitan a esa posición humillante y los mantiene en ella.
(...)
No tengo nada en contra de los hombres que apelan a recursos metafísicos para sobrevivir; en cambio, los que organiza su tráfico – y que además lo hacen con esmero – se sitúan, según mi parecer, en forma radical y definitivamente del otro lado de la barricada existencial, lo opuesto al ideal ascético. El comercio de los mundos subyacentes da seguridad a quien lo promociona, pues encuentra, por sí mismo, elementos para reforzar su necesidad de socorro mental. Así como a menudo el psicoanalista cura al prójimo para evitar tener que interrogarse demasiado acerca de sus propias fragilidades, el vicario de los dioses monoteístas impone su propio mundo para reforzar su conversión día a día. Procedimiento de autosugestión...
(...)
Mi ateísmo se enciende cuando la creencia privada se convierte en un asunto público y cuando, en nombre de una patología mental personal, se organiza el mundo también para el prójimo. Porque de la angustia personal al manejo del cuerpo y alma del otro, hay un mundo en el que bullen, emboscados, los aprovechadores de esa miseria espiritual y mental.(...)



Creo que es obvio que yo también me considero atea. Ni agnóstica, ni descreída. Simple, pura y convencidamente, atea.

Susana dijo...

Por cierto. La cita de Karel Capek, brillante!