martes, 24 de marzo de 2009

De Agosto a Marzo


Creemos que hay cosas que suceden una sola vez en la vida y además tendemos a pensar que son buenas. Eso es lo que nos gusta creer.

Todo lo bueno y lo malo nos puede pasar o no y no tiene porque ser única la ocasión.

Del duelo solo su forma se hace colectiva no su fondo. Usamos la forma para mostrar u ocultar el fondo y juzgamos, somos juzgados, según ese escaparate.

Algunas ausencias marcan mi vida, ponen un hito en mi tiempo. Hay otras que aun no son, pero que también serán señales en mi tiempo restante.

¿Y yo, también seré señal en alguna vida?.

No es fácil renacer. Hay culpa en ello. Eres culpable de no haberte ido, de no haber dejado el sitio. Eres culpable de olvidar que no te fuiste, de olvidar a los que sí se han ido. Es una culpabilidad de la que sólo te protegen la clausura y el destierro. Convertirte en un recuerdo compasivo que mitigue la verdad de que a pesar de todo la vida sigue, los días no se paran y existen más sentimientos que los propios.

¿Por qué el dolor necesita forma y visibilidad?, ¿por qué amplificarlo, abanderarlo, nos hace más humanos y merecedores de comprensión?.

En la escala de lo que importa, ¿por qué tanto valor la postura, la ceremonia, y tan poco la escucha y la verdad?.

Si ya es triste la tristeza, ¿por qué manosearla en un mentidero?.

No es fácil renacer y aún lo es menos donde fuiste conocido. A todos les debes algo, eso dicen las miradas y aún cuando no te conocían y no los conoces te juzgan, aprietan y ahogan.

Donde pusiste valor, ellos pusieron descaro. Donde había contención, encontraron indolencia. Cambiaron empuje por arribismo y cortesía por oportunidad. Convirtieron tu verdad en una estrategia y fallaron sentencia. Culpable.

Que fácil unirse al rebaño doliente si participas en señalar un culpable.

Ya está, ya soy uno más. No debo temer. Que todo el mundo vea que a mi también me duele, más que a nadie si ello es posible. Ya formo parte del coro, una coral que canta más preocupada por la melodía que por la letra. Ya me puedo tranquilizar, todos me van a ver, formo parte de la ceremonia colectiva.

Por eso no es fácil renacer. El renacido aprende. Nacer dos veces es aprender dos veces, es una suma no una sustitución. El renacido sabe que todo puede ocurrir dos veces, incluso morir.

Javier Esteban

2 comentarios:

Susana dijo...

Desde el título hasta la última r.
No sabes cómo te entiendo.
En realidad, creo que sí lo sabes.

Javier E. dijo...

Por supuesto que lo se. Tu también estabas en mi cabeza mientras se escribía. Lo interesante sería que fueran otros quienes lo entendiesen. Esto de la "autofagia" no es sano.