jueves, 11 de agosto de 2011

10 AÑOS DE RUTA


En 1998 Miguel Delibes publicó la que sería su última y espléndida novela “El hereje” y el 2002 esta compañía recibió el encargo, por parte del Ayuntamiento de Valladolid, de teatralizar la ruta turística que se realizaba por nuestra ciudad recorriendo los puntos más emblemáticos de la novela, como homenaje a su autor.

Nos pusimos manos a la obra con el mayor respeto y con el deseo absoluto de estar a la altura de lo encomendado y no defraudar. Teníamos claro que no se nos había encargado una dramatización de la novela tal cual, empresa que hubiera resultado ser un ingente esfuerzo económico y que hubiera precisado un sin fin de recursos de todo tipo, sino que acompañásemos la ruta que ya estaba establecida, salpicando las diferentes paradas con referencias tanto a la novela propiamente dicha como al Valladolid de la época, y eso hicimos.

D. Miguel nos había dejado muchas pistas pues la misma novela, desde su dedicatoria, es una declaración de amor a Valladolid y están muy bien descritas las atmósferas, las calles, los usos y costumbres... en la novela D. Miguel no cuenta sólo la historia de Cipriano Salcedo sino que nos describe con exactitud y detalle cómo era nuestra ciudad y todo lo que en ella acontecía.

La novela en sí misma a nosotros nos mueve y nos conmueve, creemos que no es posible que haya un lector que se acerque a ella y no quede tocado por los hechos relatados. Pone los pelos de punta pasear por las inmediaciones del Campo Grande o por la Plaza Mayor, cerrar los ojos, y pensar que en ese mismo espacio, en otro tiempo, sucedieron hechos tan dolorosos como los que Miguel Delibes describe en “El hereje”. D. Miguel toma partido y obliga a quien le lea a tomarlo también. Partido por la tolerancia, la libertad de pensamiento, la libertad de credo, la compasión, los derechos humanos, la no violencia... y eso es lo que hace de ella un novela absolutamente moderna y nos sirve de piedra de toque para que no permitamos que nada parecido vuelva a suceder de ninguna forma.

En la ruta que teatralizamos, nosotros tratamos de conectar el Valladolid de entonces con el Valladolid de ahora. Recordamos los tristes sucesos que en la novela se narran y los situamos históricamente, pero lo hacen personajes que son nuestros contemporáneos en un intento de que el espectador también los haga suyos. En estos 9 años la recepción del público ha sido siempre estupenda y creemos que el objetivo lo hemos conseguido cada vez. El año pasado, con la muerte de D. Miguel tan reciente, fue especialmente emotivo y a partir de ahora sabemos que estará presente siempre, siguiendo al carro de los cómicos que van desgranando las andanzas de Cipriano, como un espectador privilegiado. Nosotros siempre trataremos de no defraudarle y de hacer honor al honor recibido.

Nuestro propósito es además poder transmitir por nuestros personajes, algo del inmenso cariño que D. Miguel pone en los suyos y en la ciudad que fue testigo de su vida.



Mercedes Asenjo